jueves, agosto 07, 2025

La casa prestada

He abierto un ayer donde guardo entre voces

los restos de todos los objetos que no fueron:

la carta que nunca llegó a limpiar tus señales,

la llave de una estrecha puerta que se disipó,

el aro de oro que lacraba un pacto con nadie.

 

Allí está tu pausada sombra,

plegada como un pañuelo que alguien olvidó

en el bolsillo de un traje de palabras ilusorias.

 

A veces la tomo entre mis lánguidas manos

y se expande en un sueño de quebradas luces,

asimilando con pájaros nocturnos y ansiosos

mi nombre en una lengua anterior a tus gritos.

 

Por eso vivo en esta casa como si no existiera,

mirando los muebles, las ventanas, las paredes,

con la malicia de quien sabe que todo es fiado,

hasta la piel que me envuelve y me contradice.

 

Y si me preguntas dónde resido, te señalaré:

en la frontera entre lo que fui y lo que me sueña.


Rolando del Pozo

domingo, agosto 03, 2025

No eras tú

No eras tú:

eras la lámpara rota en una tarde sin retorno,

el animal dormido bajo las luces del tiempo,

la cifra que oculta mis huesos en un juramento.

 

Te habité sin conocer de tu extendido nombre,

como se habitan las palabras llenas de distancias.

Tu piel era una voz sin orillas en mis desahogos,

una noche que goteaba dolores desde adentro.

 

Y te amé como el ardor ama las puertas cerradas,

como las voces que estallan bajo el peso del deseo.

Mi lengua era un hilo de sangre entre las estrellas,

y mis manos, esas pobres mensajeras del incendio,

temblaban con el candor de quien te invoca afligido.

 

Pero algo de ti —ese fragmento indescifrable—

aún camina despacio llevándose mis solos adentros,

como si la eternidad exigiera mis quebrados labios.

 

Déjame, entonces, despedirme con repetidas bocas,

como se despide la humareda de la leña encendida:

con un aroma que jamás renuncia a las ruinas del alma.

 

Rolando del Pozo

domingo, julio 27, 2025

El umbral

En la grieta del tiempo, donde tus voces se quiebran,

¿quién custodia el latido de las cosas que no fueron?

Un viento de olvidos arrastra los nocturnos nombres

que entristecen bajo un espejismo de bruma y ceniza.

 

La noche me devuelve tus ganas que procuran el ayer,

un mapa de afonías que se tejen en lo fusco de mi voz,

y una quimera que vocaliza las dolencias del universo.

 

Yo sigo la estela de un presagio que no ensayó tu voz,

mientras mi sombra se arrodilla ante tus ausentes alas,

y los relojes vierten su sangre en la esencia del silencio.

 

Ya no hay tiempo: solo ecos que ruegan por tus versos,

dolores que amamantan tus costados llenos de tristezas,

y el temblor de mis labios que no te han marcado el ayer.

 

Y así, en la fisura donde tu palabra no alcanza su sombra,

me disuelvo en la fiebre de un poema que nadie nombra,

con los ojos abiertos al umbral que no supimos entender.

 

Rolando del Pozo

sábado, julio 19, 2025

Archivo de Ausencias

No fui el ardor en la habitación que te llena de voces,

ni el resplandor que abandona tus costados cerrados.

No fui la partida que se rellena con la piel de los días,

ni el cuenco donde lloran tus dolores antes del olvido.

 

Apenas soy una sombra en el bullicio de otra sombra,

una letra que se borra mientras se pronuncia tu ayer,

una costura rota en el manto que augura tus anhelos.

 

He hablado con tus ardores que no miden el tiempo,

he firmado tratados con las imágenes de tus piernas

y me he visto nacer en una palabra que nunca escribí.

 

Ahora atesoro en mi pecho un archivo de ausencias:

las puertas que no se abrieron en tus solitarias voces,

los cuerpos que no habitaron tus alfabetos hendidos,

las visiones que no me llenaron de tus lentos latidos.

 

Oh, mujer de los días que se negaron a llevar mi voz,

tejedora de una angustia que me niega tus adentros,

dime si este silencio es mi rostro o un grito de calma,

si esta embriaguez es la llave que te abre en mi dolor.

 

Rolando del Pozo

 

 

sábado, julio 05, 2025

Refugio en la huida

No sé si eres bruma o certeza en mis desvaríos,

o un verso dividido en las dolencias del tiempo,

pero llegas con los ojos plenos de astros ciegos

y tus piernas inundadas de mutilados recuerdos.

 

Te alzas como una oración que no busca abrigo,

como un clamor que no regresa a sus tardanzas,

y me nombras con la voz que usan los exiliados

cuando sueñan con el amor desde una angustia.

 

Tus manos me arrastran a mis obscuros dolores,

y cada uno de tus dedos pronuncia un presagio,

como si notaran que mi alma se parte en el ayer

y es un casillero de escombros que aún respiran.

 

Te reconozco en el temblor de los bríos vencidos,

en las voces donde se besan la espera y el dolor,

en la imagen que se escribe con tus formas leves

y en los silencios que se parten cuando los señalo.

 

Y he fabulado expulsarte con mis gritos más fríos,

cerrarte la puerta con un cerrojo lleno de epitafios,

pero siempre regresas desde mi sueño más hondo,

como si fueras la huida que, sin reparo, me habita.

 

Rolando del Pozo

domingo, junio 29, 2025

Arquitectura del Olvido

No están los ardores que alimentaban tus tardos versos,

aunque el polvo vocee sus nombres con la cadencia exacta.

No están los reflejos que se engarzaban en el lento espejo,

aunque sus imágenes resbalen con heridas llenas de voces.

 

Alguien —no tú, no yo, ni la forma de un añejo ensueño—

ha venido a perturbar los signos que se repiten en tu boca.

Ha desocupado los horarios colmados de pasados diversos,

ha sembrado utopías en la médula de tus labios dormidos.

 

Yo también lo he visto cerrar los fulgores en tus sueños.

A veces es una pesadilla con plumas de paraísos inermes,

otras, una fotografía encendida bajo los dolores del alma.

 

Aquí las paredes saben de las memorias que las cubren.

Aquí las ilusiones se dan la vuelta para no reconocerte.

No preguntes por las llaves, nunca han existido puertas,

solo siluetas torpes que se disfrazan de falaces umbrales.

 

Rolando del Pozo

jueves, junio 26, 2025

El lenguaje de tus ecos

He venido a recoger tu voz con señales rotas,

a descifrar tus visiones en el polvo del insomnio,

donde cada eco cae lleno de tus alucinaciones

sobre un altar ataviado con las pasiones del ayer.

 

Aún me guía el temblor de tus palabras estrechas,

las que murieron al borde de tus silentes costados

sin cruzar jamás la frontera de tus alientos diversos.

Yo las sigo, arrastrando tus siluetas con mi sombra,

como quien persigue el reflejo de un dolor antiguo

en los pliegues inermes de tus escapadas plegarias.

 

¿Fuiste tú o fui yo el que habló desde tus poesías,

con un lenguaje habituado a tus cristales vencidos

y a tus besos que no saben en qué voz perecieron?

 

Cada letra tuya tiene la forma de tus tardos flancos.

Cada pausa llena de ansiedades: una emboscada.

Y sin embargo, recojo tu voz como quien anticipa

los últimos albores de tus ojos delirando inquietos

en una profecía intacta llena de tus deseadas ruinas.

 

Rolando del Pozo